La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica del Sistema Nervioso Central (SNC), que afecta, de manera intermitente, a la sustancia blanca (mielina) de médula espinal y al cerebro.
En los lugares afectados se altera la vaina de mielina que recubre los nervios. A consecuencia de esto se retrasa o se interrumpe la comunicación nerviosa, ya que la mielina queda sustituida por placas de tejido endurecido (esclerosis). Debido a que esta destrucción se lleva a cabo en diferentes y múltiples lugares, la enfermedad es llamada Esclerosis Múltiple.
Esta enfermedad puede aparecer en cualquier etapa de la vida y en ambos sexos, aunque es más frecuente en mujeres y entre la población adulta joven. La mayoría de los casos se diagnostican en personas que tienen entre 20 y 40 años de edad aunque también puede aparecer en niños, adolescentes y ancianos.
Los síntomas más habituales son:
Estos síntomas pueden aparecer en lo que se denominan brotes y desaparecen total o parcialmente después. No todos los síntomas aparecen en todas las personas, ni lo hacen con la misma intensidad. Este es el motivo por el que se presenta en cada persona de forma distinta y se suele denominar como “la enfermedad de las mil caras”
Es el tipo más frecuente de Esclerosis Múltiple y afecta a más del 80% de las personas que tiene la enfermedad. En la EM remitente-recurrente (EMRR) los síntomas ocurren en forma de brotes que aparecen durante un período de tiempo (días, semanas o incluso meses) y luego mejoran parcial o totalmente. En alguna ocasión, los brotes pueden dejar secuelas neurológicas.
La Esclerosis Múltiple Primaria Progresiva (EMPP) es un tipo poco frecuente de EM que afecta a entre un 10 y un 15% de los pacientes diagnosticados. Se caracteriza por la ausencia de brotes definidos (al contrario que la forma remitente-recurrente), pero hay un comienzo lento y un empeoramiento constante de los síntomas sin un periodo intermedio de remisión.
En el caso de las personas con este tipo de Esclerosis Múltiple, las alteraciones permanecen y progresan. Esto no impide que en algunos periodos la enfermedad se estabilice, incluso, que la persona experimente alguna mejoría, pero la tendencia general es hacia la progresión.
La Esclerosis Múltiple Secundaria Progresiva se alcanza cuando el grado de discapacidad persiste y/o empeora entre brotes. Este tipo de Esclerosis Múltiple puede aparecer después de una fase remitente-recurrente del proceso y se considera una forma avanzada de la EM. Entre un 30 y un 50% de los pacientes que sufren inicialmente la forma remitente-recurrente de la EM, desarrollan la forma secundaria progresiva. Esto se da tras un período de tiempo que depende de la edad de inicio y que suele ocurrir entre los 35 y los 45 años. La EM secundaria progresiva se caracteriza por una progresión continua con o sin recidivas ocasionales, remisiones poco importantes y fases de estabilidad.
Es la forma menos común, dándose en un 5% de los casos. Se caracteriza por una progresión constante y sin remisiones desde el comienzo con una clara superposición de brotes con o sin recuperación completa.